La Logopedia trabaja y evalúa los trastornos de comunicación, ya sean de voz, de habla y lenguaje, orofaciales y de deglución. En ANAGNOR tratamos los TRASTORNOS DEL HABLA (disartria, dispraxia, disprosodia), LA VOZ (disfonías) y EL LENGUAJE (alteración lingüística global, mutismo, afasia, alexia, agrafia), ya sean adquiridos o congénitos. Cuando es preciso, aplicamos sistemas alternativos de comunicación.
PROCESO DE REHABILITACIÓN
El medio que utilizamos en el centro ANAGNOR como instrumento dinámico es el Plan de Rehabilitación Individualizado (PIR), en el que se establecen los objetivos funcionales, las actividades a desarrollar, los plazos para la consecución de los mismos y la evaluación de todo el proceso rehabilitador. Para ello se realiza un proceso en el que el paciente pasa por diferentes etapas:
1ª ENTREVISTA
EVALUACIÓN LOGOPÉDICA
ENTREVISTA DE DEVOLUCIÓN DE INFORMACIÓN
REHABILITACIÓN LOGOPÉDICA
ÁREAS DE TRABAJO
INTERVENCIÓN EN EL LENGUAJE
La intervención logopédica en las alteraciones del lenguaje, ya sean comprensivas y/o expresivas trata de recuperar o mantener el lenguaje y las habilidades comunicativas para mantener la interacción social, necesaria para la reintegración y normalización de la vida de estas personas. Se trata de dotar al paciente de una comunicación funcional en las diferentes situaciones contextuales de su vida diaria (familiar, social y laboral).
INTERVENCIÓN EN EL HABLA
La intervención logopédica en las alteraciones del habla se centra en conseguir una comunicación efectiva y eficiente en todos los contextos sociales. El trabajo se centra en la recuperación de las funciones alteradas que interfieren en la inteligibilidad oral, concienciando sobre aquellos aspectos del habla que alteran o dificultan la comunicación y enseñando técnicas o estrategias que proporcionen una comunicación funcional adaptada a sus necesidades y capacidades
INTERVENCIÓN EN LA LECTURA Y ESCRITURA
INTERVENCIÓN EN LA DEGLUCIÓN O DISFAGIA
La disfagia es una alteración en el proceso de la deglución. Este síntoma aparece con frecuencia en personas que han sufrido un daño cerebral, alterando la capacidad para alimentarse e hidratarse de manera óptima.